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domingo

Sin pies ni cabeza

Capítulo 3º. Diarios apócrifos: sobre las razones de escribir.

“Quedan tres minutos y medio para ahogar el silencio.

El pesado vuelo del ave frente a mi ventana, acompasa

su ritmo con la manecilla del reloj.

Inexorables,

tales son sus empresas.

Mucho más sencilla es la mía, que es verlas pasar”

     "Hermosa forma de ahogar el silencio –dice-. Con palabras así, no lo matas, lo exaltas" La juzga tan tonta como para no encontrar la ironía del comentario. Mal empezamos, piensa ella.

     La mira con intensidad y sonríe. Percibe como, secretamente, se cree mejor. Resta importancia a los versos, infantiles y apresurados. Comenta que le recuerdan a cierto poema de Dylan Thomas, en cuanto a cadencia y temática. Por supuesto la similitud es remota. Ella sofoca una carcajada poniendo cara de débil sorpresa: a sus ojos es la alumna y él el maestro. Como una maquinaria de precisión su cerebro encuentra otro ejercicio al que someterla, éste, todavía más interesante que el anterior. Le da otros tres minutos para forjar un microrrelato, sin pie, sin asideros, en la anárquica libertad de la hoja en blanco. Cree que este tipo de prácticas evalúan bien la capacidad de improvisación. Vuelve a mirarla con la misma intensidad estudiada. “¿Te atreves?” Pregunta. “¿Acaso tengo algo que perder?” Coge el lápiz y la libreta, y escribe.

     “Jamás se imaginó que pudiera ser así. Lo primero que llamó su atención fue la sensación de gravedad hacia la que se precipitaba su rostro. Un feroz magnetismo desprovisto de lógica la oprimía. Se vio obligada a cerrar los ojos ante la inmediatez del contacto, que imagino brusco, como el violento choque de dos metales sometidos a un empuje irrefrenable. Pero fue la humedad lo que acabó por desconcertarla. La blandura de la lengua. La liviandad de sus labios. La exquisita ligereza del primer beso.”

     Apenas dos minutos después desliza la libreta hasta su campo de visión mientras se encoge de hombros adrede. Él lee. Traga saliva. Una vez. Dos veces. La interroga: “¿Has escrito alguno de éstos antes?” Lo cierto es que no lo tiene claro, pero es bastante probable que sea el primero. Se lo hace saber. “Se nota” comenta mientras esquiva sus ojos “el tema está trillado y la estructura es hueca, y extraña.

     Ella suelta el lápiz sobre la mesa y suspira con cierto estruendo.

     “¿Qué quieres decir?”

      Tarda en contestar. Enciende un cigarro y aspira un par de veces sin perder de vista el breve relato.

     “¿Por qué escribes?- la encara. Toda intención tiene un objetivo, tú deberías encontrar el tuyo. ¿Te gusta? ¿Quieres que te lean? ¿Qué te admiren? Sea cual sea tu motivo, o aprendes el oficio o el asunto no pasará de tentativa. El estilo nace de la aplicación de una serie de técnicas que funcionan, en la práctica, mejor que otras. Quítate todos esos pájaros de la cabeza. El romanticismo, todas esas historias que no encierran acciones sino metáforas, no son más que las percepciones subjetivas de tu alter ego. Una absurda llamada de atención.”

     “¿Eso piensas?” –su tono aparenta docilidad, pero en sus ojos hay una sonrisa velada, beligerante.

    “¿Qué esperabas?- él alza la voz sin percatarse. ¿Qué cayera rendido al leer esa sarta de memeces pseudoadolescentes? No querida, estoy demasiado harto de leer relatos y poemas de aprendices y aficionados como para que los tuyos me inquieten lo más mínimo. Ninguno tiene nada que envidiarte. Ni tú a ellos.”

      La sonrisa ha desaparecido de su rostro, que permanece impasible, serio, con la mirada perdida. Él la observa de reojo, se siente culpable por haberle dado, tal vez, un baño extra de realidad. “Pero es por su bien”- se dice “Un escritor no se hace en unas semanas, ni en unos tristes ensayos en una libreta. Un escritor lo es, aunque le pese” Esos pensamientos le reconfortan y consiguen acallar su conciencia.

     Ella comienza a recoger sus cosas. Parece que la conversación literaria ha llegado a su fin. Cierra la libreta, guarda el lápiz en el bolso. Se acomoda en la silla y le mira a los ojos.

     “¿Sabes?- comenta con tranquilidad- No sé porqué escribo. Tengo la sensación de que el día que encuentre el motivo cada una de mis palabras dejará de ser auténtica. Por ahora no me importa ni ese “oficio” que resulta tan trascendente, ni que me lean. Lo único que me preocupa es encontrar esa voz que llevo dentro y que lucha por salir. Y espero, algún día, congeniar lo suficiente con ella para que lo que escriba me guste a mí. ¿Qué esperabas? ¿Tal vez darme una lección magistral sobre literatura? ¿Enseñarme algún truco de desconozco para captar la atención de un lector que ni siquiera sé si existe? Muchas gracias por todos esos consejos, los seguiré si les encuentro la utilidad. Pero tú, mejor que nadie, sabes perfectamente en qué consiste esto: es un placer solitario, una búsqueda de la propia identidad, bien porque ésta nos falta, bien porque en ocasiones nos sobrepasa. Por eso, la próxima vez que quieras echarme una mano, no conviertas tus razones en las mías, ni tus objetivos. Si de verdad quieres ayudarme invítame al cine, deambula conmigo por las calles, háblame. Quizá alguna de esas cosas me inspire, me influya o me remueva lo suficiente por dentro como para llegar a escribir algo, aunque sea tan simple como esto."

One_Caress_by_pirifool

Al hilo de la iniciativa de El Cuentacuentos

Imagen: Pirifool

21 Se mojaron.

Laura Luna dijo...

Jujuju, ¿soy la primera?

Laura Luna dijo...

Cuando he leído este relato he tenido la sensación de estar sentada delante de un pupitre, escuchando a una maestra que me habla sobre lo que es el arte, sobre el porqué de la literatura, algo que muchas veces me he preguntado y a lo que no he sabido dar respuesta, a menos que lo resuma en un "es una manera de comunicar tu interior".

Tú tienes un gran talento para mí, porque cumples con las cosas que yo busco en el arte, que es que me transmitan, que me emocionen, que me lleven a una mágica realidad que no puedo encontrar en mi día a día :) Seguramente tendrás detractores (y envidiosos), y supongo que este relato es una respuesta a ellos, ¿no? O a los que van de profesores de literatura.

(Y la descripción del beso en el microrrelato no me ha parecido tan hortera... Ni el poema que abre tu cuento)

Miles de besos escritos,
Mun

Anónimo dijo...

¿Sabes porque formas parte de los escasos blogs literarios a los que siempre vuelvo? Porque leerte supone un reto, supone un toque de atención a la inteligencia. Porque inteligente es la manera en que has solucionado el comienzo del relato, con una frase con la que la mayoría de la gente hubiera escrito una de esas "memeces pseudo-adolescentes" de las que tu profesor está harto. Tú has ido más allá. Siempre vas más allá. Y por eso, aunque a veces hayan pasado meses, siempre vuelvo. Porque aprendo leyéndote.

Sólo te voy a hacer una crítica: cuándo haces que el profesor piense que "es por su bien", creo que rompes un poco la coherencia del personaje, le das un cierto aire de "bondad" que le sobra.

En todo caso, magnífico relato.

besos admirados.

pd: ¿escribiste el microrelato en menos de tres minutos? :P

Pugliesino dijo...

Están las preguntas,y también se hallan las respuestas.
Con tranquilidad responde ajena a la dualidad maestro-alumno,sorprendiendo al miedo con la verdad,inesperada para quien ya daba el orden por establecido.
Se asoma sola ante el vacío y comienza a escribir,a llenarlo de sí mismo,lo auténtico en donde ficción y realidad son un mismo mundo lleno de vida.

Dice el diccionario que literatura es el arte que emplea como instrumento la palabra;y escritor/a aquel que la escribe.
Parece matemáticas,esquemas.

Tú eres escritora,que libera la palabra.Le das vida.Y ella lo agradece siendo magia al ser escrita.

Un beso mágico genia!!

hz45 dijo...

Pues vaya que has escogido un tema delicado. En literatura como en cualquier arte la "belleza" es subjetiva, pero la grandeza no lo es y uno es grande cuando sigue pese a las criticas o pese a que sus escritos no encajen en lo común.
A mi me ha gustado, sobre todo porque creo que todos los que amamos escribir alguna vez nos hemos sentido así.
Sigue ahogando el silencio, las palabras escritas son las mejores para hacerlo.
:)

Anónimo dijo...

Al final uno llega a conclusiones, y si me gusta Cortázar es porque escribe sobre el momento de la escritura, indaga, busca una respuesta a sus preguntas a través de ella, para él, no para los demás. Y te transporta a ese momento en el que sudas sin sudor y te enfrías sin frío.
Luego están las rayuelas, los juegos, que son para gente que no entiende de estructuras ni formas lógicas, como yo.
Y luego Dylan Thomas.
Besos,tabaco e incienso.
Popi

Rebeca Gonzalo dijo...

No esperaba menos de tí. Como el resto de lo que he leído de tí, esto también me ha gustado. El debate que sacas a colación en tu historia me parece interesante, porque además puede suscitar cierta polémica. Lo que me ha gustado de veras ha sido la respuesta que la alumna da a su maestro. Bueno y todo el conjunto en general.

Lástima que mi relato sea uno de esos de "pseudoadolescentes" ji,ji. Me quito el sombrero, siempre consigues sorprenderme y agradarme. Por cierto, no sé si te lo he dicho alguna vez, pero la estética de tu blog me encanta.

Galamina dijo...

Le has dado forma a ese discurso inconexo que he utilizado mil veces para contestar esas preguntas retóricas (¿por qué escribes?) de gente que no vé más allá de cuatro palabras escritas sin, aparentemente, ninguna finalidad.

Gracias, porque has encadenado las palabras que hasta ahora yo no pude unir.

Por si no lo has notado ya.... me ha encantado tu relato.

Anónimo dijo...

¡¡¡¡¡Canijaaaaaaaaa!!!!!
Has vuelto :D

Te escribo a la noche.

Bisous.

Jara dijo...

Salgo de aquí con un pensamiento en mi cabeza, con una respuesta que sé que no buscas que te demos, pero que es inevitable contestarse a uno mismo y con más ganas si cabe de seguir escribiendo y como no, seguir leyéndote.

1 besote guapa

Shadow Twilight dijo...

No tener motivos es ya un motivo ¿No crees?
Habría mucho que hablar, muchas opiniones se encontrarían por el camino, pero ninguna prevalecería. Lo importante es hacer lo que se siente, como tú sugieres en el texto, con toda la autenticidad posible.

Me voy encantado de tu hogar. A veces me quedo en él durante horas. Me siento como en casa.

Un saludo

Anónimo dijo...

La mala leche que gastas a veces me da un poco de miedo, pero sé que tratas de más allá de lo evidente. Agradezco las aclaraciones y te aplaudo por hacer siempre lo que te place. Cuanto más heterodoxo mejor.

Te mando un abrazo y mis bendiciones, canija.


XXXOOOXXX

Juanjo Montoliu dijo...

No sé tú, pero para mí esto es una afición, como tantas otras que tengo.
Como buen aficionado, llega un momento en que te topas con los expertos, esos que desean que, a toda costa, consigas las metas más sublimes. A mí me hacen sentir mal una temporada, y después me rindo a la evidencia de que disfruto mucho más siendo aficionado a la literatura, al fútbol, al vino.
Sin olvidar que puedo mejorar, claro.

Besos.

Anónimo dijo...

Yo hago mis pinitos. Lo sabes. Pero no pasa de ser una afición. Esa “Voz” la expreso de otras maneras ;)
Pero debe ser así, cada uno ha de encontrar la mejor forma de conocerse. Además, la forma que tienes de expresarte aporta bastante belleza. Así debe ser.

Un beso niña.


Aissss qué cuca la brujita ^^

cloe.

Anónimo dijo...

Te debo varias lecturas y comentarios. Casi siempre, como ahora, lamento haberme perdido de leer lo que has escrito antes.

En mi descargo, sólo una cosa: te llevo siempre en mi corazón.

Fantástico texto. Me llevaste de las narices. Tus palabras son un mar precioso sobre el que los ojos se deslizan.

Tío Ricardo

Anónimo dijo...

Ayer deje un comentario, pero no sé por qué no salió.

¿Te pasó alguna vez que, a leer un texto, sentis que las palabras acarician tus ojos?

Bueno, eso es lo que siento cuando te leo.

Un beso mi niña. Sé que te debo lecturas y comentarios. Pero eso no quita que te lleve siempre en mi corazón.

Un típ orgulloso de tamaña sobrina.

Anónimo dijo...

Jajaja. Cuando volví a releerte no vi mi comentario de ayer. Por eso volvi a comentar. Y, con sorpresa, veo que estaba.

Bueno, creo que aclaré un poco más la sensación que siento al leerte.

No sabés lo que te perdés por no ser el lector que te lee.

Beso, mi niña

Tío Ricardo

Josu Ansoleaga dijo...

Hola Tormenta!

Lo primero: que me ha encantado. De principio a fin. El continente desborda contenido, y me parece que es la primera vez (que yo haya leido) que dices tanto en tan poco espacio, y de forma tan bien escrita. Me ha maravillado la respuesta final de la alumna. En ese momento, la alumna hace de maestra, y el profesor de alumno.
Y así es la vida, y así se aprende de la vida: una sucesión de estadios de profesor a alumno y de alumno a profesor; humildad cuando toca y seguridad en ti mismo cuando procede, en equilibrio...de todos se puede aprender, pero para hacerlo es necesario (asi lo creo yo) no asumir roles ni interpretar papeles, porque la jerarquía distancia, separa, y a veces las verdades son verdades simplemente porque vienen de la Autoridad, o del Profesor de turno.

El ultimo alegato del ultimo parrafo es simplemente increible, y creo que mas de un escritor se habrá sentido identificado con ese impulso solitario a la escritura.

Esa es la Voz que propones en este debate que se produce en tu cabeza; pero la Voz ha tenido hasta ahora demasiado presente lo que dice la anti-Voz...que también forma parte de tu cabeza....mi pregunta es....¿La Voz buscaba proclamar su verdad, o necesitaba reafirmarse frente a la anti-voz para creerse su verdad?

Imagino que el camino a seguir está y es donde uno se cree. Si te lo crees, eres...si eres, el profesor habla, pero sus palabras no pesan. Si sus palabras no pesan, se garantiza la objetividad para recoger, selectivamente, las enseñanzas (que pueden venir de cualquiera, o casi, y cuando menos te lo esperas)de las Lecciones. Del contraste surge la identidad; y tal vez sin el profesor no hubiese llegado la alumna a su verdad.

Así que nada, sigue haciendo lo que más te gusta, y creete "buena"; no hay nada malo en ello, y es muy sano (la gente lo confunde con orgullo y soberbia; qe en mi opinion quedan muy lejos).La humildad no sentida sino padecida nos lo dejó el cristianismo en herencia... y simular humildad es deporte bien visto

...y bueno, no me enrollo, que me encanta enrollarme. En mi comentario, como en todo, rescata de entre tanto rollo rollista la verdad, si es que la hubiere; creeme lo justo, que lo dicho dicho está por deporte, por diversion, y como agradecimiento a lo que has escrito, por lo que se dice y lo que no se dice pero da pie a reflexionar.

hasta la proxima
ciao ciao

Nocuriel dijo...

Tormenta

Soy Nocuriel

Ayer comencé un Blog

Pasate por allí...

al menos para saludar, despues de tanto tiempo.

V dijo...

No he podido dejarle un comentario hasta hoy... ha sido una semana horrible.
Pero venir aqui siempre me relaja. Espero que se me permita decir, que me siento más cerca de vos. Eso es un gran aliciente.
Este relato en particular me ha dicho menos que otros anteriores, pero aún así, me ha encantado.

Un beso enorme miss Storm. Espero que escriba algo nuevo en breve

Gittana dijo...

Wow!!! de verdad escribes relatos en tres minutos??

Sabes, con este magnífico escrito, me hiciste pensar en muchas cosas...

Y tienes mucha razon, tu maestro tambien la tiene... tal vez algun día, alguien que yo conozco se de cuenta de eso, y tambien se de cuenta del mucho potencial que tiene como escritora...

Yo no lo tengo, y eso no me preocupa, yo escribo solo porque me gusta hacerlo...

Pero ella... ella lo ha tomado como competencia, como reto, como su propia vida... pero sabes??? yo se que es una muy buena escritora, solo que no se la cree...

besos linda... siempre regresaré a leerte...