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lunes

Nadie lo sabe.

Querida X,

No soy capaz de recordar tu nombre. Tampoco estoy seguro de querer escribir esta carta. Creo que este tipo de ejercicios no sirven para nada, ni a mí ni a ellos, pero ya sabes que no me gusta resultar decepcionante, por eso lo hago.

El doctor Hume me regaló este cuaderno hace un par de semanas. Admito que me hizo ilusión. Estuve varios días acercándome al seto; me sentaba en el suelo junto a los aspersores para dibujar las raíces anegadas del barrizal. Ese lugar es como un pequeño universo: vegetación agonizante, larvas moribundas, todos esos insectos enroscándose y retorciéndose entre el lodo… Me gusta. Es lo más lejos que he podido llegar en el jardín, aunque ya no me lo permiten. Mary dice que no puedo ir porque me ensucio la bata. Pensé que el doctor utilizaba esa excusa para impedirme estar allí, que había alguna razón oculta, quizás algo terapéutico; pero me he dado cuenta de que no: todo es por la jodida bata. Así son en este sitio: pueriles, frívolos. Tendrías que ver los ojos de Mary cuando ve alguna mancha de barro; no me grita, ni siquiera me regaña, pero sé que me odia por ello.

No me importa, tampoco es la única; aquí todos lo hacen. El resto de enfermeras, el doctor, los vigilantes, incluso los internos. Les he visto observándome, a todos, con sus ojos pequeños y caídos. Disimulan. Parpadean rápidamente y se alejan, fingiendo no saber que estoy cerca, que no me perciben; pero sé que les asusto. Siempre produzco esa reacción, excepto, por supuesto, en ti. Me cabrea tanto no poder recordar tu nombre... has sido la única persona especial que ha pasado por mi vida, la única que se ha atrevido a descubrir mis secretos sin importarle el precio que tuviera que pagar. El doctor dice desear lo mismo, pero es diferente: es su trabajo, no me acepta; intenta curarme, cambiarme. Tú eres distinta. Por eso me seguiste aquella noche al pantano, con la conformidad de una niña pequeña a la que se le da un rico caramelo. ¡No imaginas la felicidad que me produce recordarlo! Estabas tensa, es cierto, pero ansiosa. Cuando te quitaste la camiseta pensé que querías que te follara. Me alivió bastante que no fuera necesario porque nunca me excitaste; en realidad, ninguna mujer lo consigue. Además lo nuestro era diferente: una comunión de intereses, un maravilloso pacto de oscuridad compartida. Tu curiosidad y mis necesidades en una alianza perfecta.

Hume insistió mucho en que hiciera esto. Dijo que serviría para observarme desde fuera, para conectarme con la realidad. Sugirió que el destinatario fuera alguien importante para mí. Qué predecible ¿no es cierto? Piensa que no conozco sus intenciones, pero sé lo que hay detrás de sus palabras amables y su pretendida comprensión: anhela saber, igual que todos desde aquella noche. Tratan de averiguar por qué no había marcas de resistencia en tu cuerpo; raven_______by_mehmeturgutpor qué acudiste a la cita; por qué en tu diario escribiste, con todo lujo de detalles, cuánto deseabas lo que iba a suceder… Insultando con ello mi inteligencia, pero, sobre todo, nuestro vínculo, nuestra sagrada complicidad.

Ellos no pueden comprenderlo… ¿verdad, querida? Aún si hubiera una forma de explicarlo con palabras no serían capaces de percibir lo que se esconde dentro de personas tan especiales, tan insólitas, como nosotros. Nos consideran aberraciones; perdidos en turbios extravíos de la conducta, de la realidad tal y como ellos la conciben, como si ésta pudiera ser común a todos. Cuánto absurdo. Se equivocan. Porque nadie lo sabe. Nadie.

Ni siquiera yo.

      Yo tampoco.

(*)

 Al hilo de los Retos del Foro de NuncaJamás.

(*) “Nadie lo Sabe” Mario Benedetti

Imagen: Mehmeturgut

10 Se mojaron.

Anónimo dijo...

¡Qué retorcido! Extraño, un relato raro.
Te metes en la voz de ese loco con maestría.
Bien!
L.

juan negre dijo...

Las cartas reniegan de su destino, que diría la máscara de Von Maskee...

Un saludo

Angeles dijo...

Y me voy con un estremecimiento en la sangre!!
Cómo logras causar tantas sensaciones en quienes te leemos!!

ABrazos!!

Gittana dijo...

Confuso, extraño... increul!!!!

Saludos!!!

V dijo...

Retorcido; te pone los pelos de punta. Si es lo que querías lo has logrado con creces. De nuevo un aplauso para usted.

V.-

Laura Luna dijo...

Me encanta cómo has hecho la voz del loco y el sabor que dejas en el lector, con deseos de saber qué pasó exactamente y al mismo tiempo de no querer saberlo. También me encanta las descripciones del escenario y de las sensaciones, mágicas como suele ser en ti.
Un abrazo que desea ser de carne y hueso,
Mun

Anónimo dijo...

Da un poco de susto
Más que nada porque me parece tan coherente y tan que me cuesta asociar el relato contigo.

Como de costumbre te pongo un notable alto.

Besos con sabor a pólvora de tu amigo ...

jtad.

Sr. Silencio dijo...

Me ha gustado mucho, muy inquietante. Me recuerda mucho a un libro, La higiene del asesino, de Amèlie Nothomb, y a su personaje Pretextat Tach.
Como siempre, maravilla que hayas sido capaz de escribir eso con las condiciones impuestas. Me tiene a sus pies, pero eso no es nada nuevo ;)

besos algo desequilibrados!

Julián Nailes dijo...

bien x vos :)

Fascinante, inquietante y real. Muxas cosas saco de el.

Un abrazoz!

Verónica Calvo dijo...

Ya sabes que esta carta me ha fascinado. Eres simplemente increíble. Beso fuerte.