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lunes

El cuento de Rose.

015_ID_by_empatia

Todas aquellas palabras que en su época fueron escritas, todas las que han sido utilizadas para contar historias a lo largo del tiempo sólo os mostrarán una cara de la moneda; no esperéis otra cosa. Dime si alguna vez has pensado en el lobo como ese desdichado animal acuciado por su instinto, si Caperucita, en tu opinión, era una muchachita poco despierta, si su madre no fue una arpía por obligarla a cruzar el bosquecillo lleno de lobos... sola. No. Como el resto tú no cuestionas esas cosas. Las brujas son malas y las madres bondadosas; los príncipes atractivos, un beso puede sacar de un coma profundo a una princesa, las hermanas son feas, las madrastras, ambiciosas, asesinas… Cuando un cuento es escrito su vocación inicial es la de imitar la realidad y, quizás, reconciliarla un poco con los sueños. Pero bien es cierto que en raras ocasiones algo sucede. Tal vez la luna se mete en la sangre de una doncella, un hombre se cree presa de un hechizo, un caserón se llena de viejos fantasmas, una dama se levanta de la tumba, alguien -o algo- araña la puerta de quien llora a los difuntos… y todos ellos viven, a su manera, un cuento ya escrito por otros. Eso era, más o menos, lo que le sucedía a Rose. El universo no conspiraba para convertir su vida en un cuento, en realidad era su mente la que vertía todo aquello que no llegaba a comprender en un sueño que se transformaba en realidad a sus ojos, pero, por suerte, no a los del resto. Para ellos Rose era una chica extraña; aunque ese pequeño detalle no la afligía en absoluto, estaba orgullosa de ser diferente. Una princesa debía ser diferente: a alguien cuyo destino estaba escrito en las estrellas no le quedaba otra alternativa. Además era hermosa, y eso siempre es una buena disculpa.

Mientras fregaba los platos después de la comida entonaba una dulce canción; al terminar, suspiraba. Sabía que tenía que acatar de buena gana sus duros quehaceres porque sin duda algún día un joven mozo la rescataría de aquella esclavitud. Cada tarde, en su cuarto impoluto, se asomaba a la ventana y dejaba transcurrir las horas, soñando… de nuevo, que algún día, alguien al mirar a lo alto se enamoraría perdidamente de su bello rostro, y a pesar de que el patio de luces no era precisamente un lugar muy concurrido, ella no perdía la esperanza. Cada noche, antes de acostarse, cepillaba cien veces su largo y rubio cabello hasta dejarlo sedoso y reluciente, mientras contemplaba su imagen en el espejo... Y tarareaba, tarareaba sin cesar.

Una mañana la pequeña Rose perdió el autobús y no le quedó más remedio que ir a la facultad caminando. Aunque el transporte urbano no era lo suyo lo prefería a andar sola por la calle, donde a una muchacha hermosa como ella le podía suceder cualquier cosa. Como llegaba tarde se arriesgó a atajar por el parque. El sol resplandecía en el cielo pero mientras se sumergía entre los frondosos árboles le pareció que el crepúsculo la alcanzaba repentinamente. Aquél no era un parque como es debido, decidió. Los parques, según ella, debían ser abiertos y perfectamente despejados como los jardines de un palacio, donde las muchachas acompañadas de sus jóvenes pretendientes pudieran pasear respirando el suave perfume de las rosas primaverales.

-Perdona ¿Tienes fuego?.

Aquella voz la despojó de sus pensamientos, sobresaltada se detuvo y miró a su alrededor. Sentado en un banco, con las piernas abiertas de una forma bastante indecorosa, había un muchacho con un cigarrillo entre los dedos que la observaba expectante. Su pelo largo y apelmazado le cubría buena parte del rostro impidiendo que Rose pudiera ver con claridad sus rasgos, pero sus ojos, oscuros y hundidos, la miraban con tal intensidad que la hizo sentir, durante un breve instante, mancillada. Si hubiera tenido el valor necesario le habría espetado que no podía abordar a una muchacha sin haber sido debidamente presentados, pero temerosa, hizo un gesto de negación y siguió su camino.

-¡Eh! Espera. Creo que tienes algo en el hombro…

Rose se detuvo de nuevo, esta vez algo fastidiada. Se dio la vuelta con cierta reticencia y vio como el desgarbado muchacho señalaba su brazo izquierdo.

-Es una caca de paloma.

En los sonrosados labios de Rose se formo una delicada “o” minúscula. Desde su hombro extendiéndose por la manga de su jersey rosa hasta casi su mano había una larga y viscosa mancha cuyo color resultaba difícil de precisar, era algo entre marrón, verde y el blanco más puro.

-Un momento. Te ayudaré.

Rose se mantenía petrificada en sitio mirando con fascinación la caca de su manga como si fuera la cosa más sorprendente que hubiera visto en su vida. Mientras, el muchacho sacó unos clínex de su mochila y empezó a limpiarla con delicadeza. Cuando terminó se alejó de ella para tirar los pañuelos sucios en una papelera cercana.

-Me llamo Víctor –comentó acercándose de nuevo.

-Yo soy Rose – musitó Rose todavía conmocionada. –Gracias.

-De nada. En esta época el parque no es precisamente una zona de exclusión aérea…- rió el muchacho. -Pero hace una mañana bonita ¿Tienes prisa? Podemos dar un paseo.

-Oh, no. Tengo que ir a clase. – Respondió ella automáticamente.

-¡Bah! Sáltatela, alguien te dejará los apuntes.

Rose sonrió. Por un momento se fundieron en una intensa mirada. Su mente comenzó a vagar perdiéndose en sus rasgos. Sus ojos eran tan oscuros como el ala de cuervo, su mentón regio y todavía imberbe era suave como el de una doncella… tal vez si se lavara y se cortara el cabello resultaría atractivo. Poco a poco, muy despacio, una calidez que nunca antes había experimentado se fue apoderando de regiones de su cuerpo que creía olvidadas… pero entonces, al aspirar deliberadamente el aroma del muchacho, arrugó la nariz. Había algo extraño, debajo del hedor a tabaco y a detergente que desprendían sus ropas, de un modo apenas perceptible, un olor denso y turbio, casi animal, la repelió. “¡Peligro Rosaline!” murmuró una conocida voz en su conciencia “¡Peligro!”. Algo azorada, pero escondiendo su temor bajo una nada convincente máscara de dignidad, se apartó unos pasos.

-Eso no va a ser posible, lo siento. Ya nos veremos.

Sin esperar respuesta se aferró a su carpeta y echó a andar decidida hacia la salida del parque. El muchacho se encogió de hombros y se sentó en el banco a esperar que pasara alguien que llevara fuego.

Acaso aquél fue el día en que Rose conoció por fin a su príncipe. Tal vez lograra salvarla de un poderoso dragón, tal vez la liberara de un terrible hechizo, o tal vez simplemente la ayudó a recoger los libros del suelo cuando ésta tropezó con la invisible línea de una baldosa. Seguramente, a fuerza de comportarse como una princesa, a ella no le quedó más remedio que enamorarse. Pero me pregunto, años más tarde, después de haber engordado y traído al mundo a media docena de chiquillos hiperactivos, después de oler cada noche en las camisas de su idolatrado marido un perfume que no es el suyo, si los sueños de Rose no serán diferentes… quizás se imagina adentrándose de nuevo entre los frondosos árboles, sola, audaz y temeraria, para reencontrarse con su lobo, que debió comérsela aquella lejana mañana cuando la pequeña Rose, todavía una inocente florecilla, se perdió en el bosque.

Pero claro, esa es otra historia, y por suerte, todas las historias no muestran sino una única cara de la moneda.

All_dreams_lost_by_empatia

Al hilo de la iniciativa de "El cuentacuentos"
Imágenes: empatia

Creative Commons License

20 Se mojaron.

Anónimo dijo...

precioso, gracias

Pugliesino dijo...

Pueden vestirse de cualquier época,lunes,bosques,palacios,jeans,duendes,hasta el infinito, la magia no se desvanece con el tiempo.
Son cuentos.Y tú tienes una hermosa forma de contarlos. Que fina es la línea,casi no se aprecia,que les separa de la realidad.
Un abrazo!

Anónimo dijo...

:D
La cosa va asi: Rose era del PP y el lobo era de IU, y todos sabemos que esas relaciones nunca llegan a buen puerto :P
Pero ahora en serio el relato es una maravilla desde la primera línea hasta el final.
¡Grande! ¡Muy Grande!
Gracias.

Mua!

Anónimo dijo...

¿Esta es la cola para los autógrafos?

Puedes confiar plenamente.No me has decepionado.

Te mando un beso, pero los de verdad me saben mejor.

V dijo...

El cuento está narrado con un deje de ironía que creo no haber sabido descifrar del todo. Eso me causa desazón y me gusta, al mismo tiempo. Las historias que tu cuentas no tienen una sola cara, sino muchas, tantas como lectores además de la más importante, que nace de tu imaginación, que admiro tanto.

Un gran abrazo, querida YOl.

Pedro dijo...

¡Qué retorcida has sido! Esa es la palabra que mejor define este cuento, es un halago, tómatelo como tal. Me gusta ese mensaje de "no todo es lo que parece" (casi tanto como aquel otro de "no confies en nadie y menos en mi") En cuanto a la narración , que decirte Fantastica Tormenta ;)


Un abrazo,

Pedro.

Vade Retro dijo...

Que distinto es lo que se espera de lo que en realidad es. Podemos engañarnos, pero la verdad está fuera.

Jara dijo...

Estoy aquí ya. Empiezo a leerte y me da la sensación de estar leyendo una opinión, una crtítica sobre los cuentos y sus protagonistas, lo que son y lo que nos hacen ver o nosotros creemos. Sigo abanzando y me choco con una historia de princesa donde el que pudo ser el príncipe se pierde para volver de nuevo a "ese" final que me vuelve a descolocar el cuento.
Mezclas de una forma que encaja. Estilos diferentes para un mismo cuento.

Y aunque si te soy sincera el final me choca, el mensaje de todo el relato queda de lo más claro.

1 besazo

Anónimo dijo...

RE-DON-DO..ES-FÉ-RI-CO...CIR-CU-LAR
Escrito con mala leche, bien escrito
No he leído nunca un cuento parecido auqnue tus textos no se parecen a nada de lo que lei. Eso me gusta, eres diferente y tienes algo distinto... y todo esto ya lo sabes. Por supuesto. Como no. Evidente

Un besico Peque.

Pdt. "La sang nouveau est arrivé!"

Anónimo dijo...

Para tu información:
lo he leído dos veces.
Me sigue gustando.

Anónimo dijo...

Que chulo. El comienzo me ha recordado la serie de cómic "Fábulas", no sé si la conoces. Por suerte, las caras de la moneda aquí tampoco cesan.

Un abrazo!

La gata que no esta triste y azul dijo...

Uffff, espejo dentro del espejo, mil reflejos, mil caras. Mil quizás.
Yo siempre crei que caperucita estaba la mar de ansiosa de que el lobo se la comiera y que el principe debia ser un tio plasta.
Cuento dentro de cuentos... No se porque se me viene a la memoria ahora mismo la pelicula "En compañía de Lobos"
Que me gusta joer... que me gusta mucho.

tormenta dijo...

hola ^^ por si pasáis por aquí de vuelta...
buho: gracias a ti, por seguir purulando por mi existencia.

Carlos: a mi me gustaria vivir una vida donde los cuentos y la realidad se mezclaran...lo que escribo es un intento. Otro abrazo para tí.

Cloe: bonita, eres una visionaria jiji. un besin.

mannaz:con tener un autógrafo tuyo me contento, y lo sabes.

V: eso es una de las cosas que más me gustan, que para los demás lo que escribo pueda ser algo totalmente diferente. un beso, amigo mio.

Pedro: hace un par de semanas me llamas pretenciosa y ahora, retorcida, anda que ya te vale :P

Vade: la verdad es algo relativo, puede que esté ahí fuera, pero por alguna razón siempre es diferente.
un besazo preciosa.

Jara: sí, tal vez es cierto, y el final sobra, no sé, nunca se me ha dado bien finalizar los relatos.

J: vale, pues eso. naturalmente mon amie.
Anónimo: :)

Chris: No conozco el comic... echaré un ojo, por curiosidad y esas cosas.

Mahaya: me ha encantado tu comentario, sobre todo por lo del espejo en el espejo, que fue una de las ideas básicas que tuve al escribir el cuento, y me hace bastante ilusión que alguien lo haya vislumbrado un poco y tal. por cierto que no he visto la peli, y habrá que solucionarlo, es una de las pendientes que tengo con Neil Jordan. gracias :)

Laura Luna dijo...

Hay muchas Roses en el mundo, con lo que en psicología se conoce como el complejo de Cenicienta.

He disfrutado mucho de este cuento, en el que, además de tu magia particular, has añadido unas gotas de acidez que dejan al lector un sabor que incita a reflexionar durante horas :)

Un besote, preciosa vampiresa,
Mun

Jan Lorenzo dijo...

Increible como siempre. Que más te puedo decir que no te hayan dicho ya...

Hay muchas chicas así y por desgracia no con finales mucho mejores.

Para cuando la historia a medias?? Que aquella que nos salió sin haberlo preparado quedó muy bien... Así que imagínate si nos ponemos a ello... jijii...

Y perdón por venir tan tarde a comentar... Que casi ni publico mi historia tampoco...

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

Klover dijo...

De las formas y la narración no hablo por que como es habitual...acuna!

Que daño los hacen los tópicos y los cuentos...

Llego tarde, pero ya sabes...en febrero es lo que toca ^^

Por cierto (te iba a escribir un mail...pero ya que estoy lo digo aquí que no pasa nada): los findes del 1, 2, 13, 14 y 15 de marzo estoy por barcelona..por si por un casual estas por aquellos lares...;)

Un besote guapa

Juanjo Montoliu dijo...

Me ha gustado el cuento y tus reflexiones. Ahora van las mías.
A veces pienso que somos personajes de cuento, personajes imperfectos de cuentos inacabados o mal terminados. Tal vez de muchos cuentos que ocurren a la vez.
Nos muerden los lobos, pero nunca nos devoran, y con el tiempo aprendemos a morder o a evitar el mordisco, o incluso buscamos con ansias el perfume de la seducción, aún a sabiendas que después vendrá
el perfume barato de la decepción.
Somos así, pero a pesar de todo, la vida es divertida a ratos.

Besos, preciosa.

Ricardo dijo...

hola Sobri: Creo que esta vez, el cuento es una excusa, una bellísima cortina, para ocultar una columna de opinión.
Después, que cada lector saque sus propias conclusiones.

Bello modo de disparar un debate.

besos, Sobri, de este tío que vive en el sur.

- BB - dijo...

Me encuentro de tanto en tanto con tus pasajes y vivencias... Me conmueves. Pasa por mi blog y estaremos a mano.

Angeles dijo...

Y es que en la actualidad los principes se visten de lobos y los lobos de príncipes!!

Besos!