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lunes

(i just want to be me)

La mirada que le devolvió el espejo no era la suya, al menos no la que ella recordaba. Mientras se quitaba los pendientes, y aunque no solía hacerlo, se detuvo unos instantes en aquellos tristes ojos suyos, de un color decían los que la amaban, entre pardo y verdoso; castaños para el resto del mundo. Resplandecían a pesar de la exigua luz de la lamparilla de noche -“¿eso siempre ha estado ahí?”- se preguntó confusa; y prestando un poco más de atención comprendió sin sorprenderse que sí, que ese brillo siempre había estado ahí, aunque ella jamás hubiera sido capaz de verlo, incluso de mostrarlo.

Se sentó en el borde de la cama con esa cálida sensación de estrellas en los ojos y su mirada persiguió inconscientemente la serena trayectoria del humo que expelía el incienso de eucalipto que prendía cada noche al llegar a casa. Las volutas se retorcían en espirales para acabar escapando por la ventana a través de la cual la invadían suavemente los artificiales sonidos de la ciudad. Comenzó a imaginar que cada una de esas espirales representaba a las personas con las que compartía su vida, observó como a partir de la minúscula llama se creaban una serie de hélices que danzaban formando entre si curvas y bucles inconstantes, volubles y caprichosos, fundiéndose y separándose a placer hasta terminar confundidos con el cielo azul oscuro.

Continuó dejándose llevar por la sensación. Las volutas de humo dibujaron entonces los rostros de su gente, enormes, gigantescos a su lado, con esas sonrisas suyas que le robaban el corazón y esos ojos brillantes que parecían hablarle sin necesidad de palabras; sabía lo que intentaban decirle. “No estás sola pequeña” susurraban en su mente. “Lo sé” pensaba ella cerrando con fuerza los ojos, intentado que aquella tibieza la inundara durante el máximo tiempo posible, como si se tratase del mejor de los antídotos contra el miedo que la invadía cada noche justo un instante antes de cerrar los ojos y dejar que esa conciencia que a veces confundía consigo misma se alejase.

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Porque para ella dormir es morir, y despertar, una forma renacer una y otra vez, como el Fénix. Le gusta imaginar que un buen día al abrir los ojos por la mañana todo ese miedo la ha abandonado, quedándose atrás, en el otro lado… y así no tener que morir ninguna noche más. Sin embargo despierta y el miedo continúa, y la cuenta atrás hacia su nueva muerte comienza de nuevo. Y sale a la calle con él a cuestas; lo cierto es que unas mañanas pesa más que otras, en las que la fuerza de la costumbre hace el lastre un poco más ligero, pero, y aunque la mayoría del mundo no lo advierta, ese peso que a veces ni ella percibe, le hace encorvar la espalda, bajar los ojos y mirar a la tierra… a ella, que siempre ha querido mirar al cielo (“sobre las copas de los árboles” se dice en silencio mientras se deja acariciar por la brisa “ahí es donde quiero estar”). Pero la tierra la llama de nuevo y sus pupilas ceden a la gravedad de la carga que soporta mientras avanza. Sonríe educadamente y charla con palabras superfluas en conversaciones que la vacían poco a poco. Intenta ser amable, dulce y educada, no desconcertar a los demás sacando a relucir en cada momento su verdadera naturaleza, pero cada vez que lo hace comprende queThe_Fall_by_annejulie se traiciona a si misma, y sin darse cuenta se siente, a medida que transcurren las horas, un poco más miserable, más mezquina, y el único pensamiento que logra salvarla de esa angustiosa emoción son ellos. Los que aceptan sus diferencias como virtudes y saben verla con algo más que los ojos, que la miran sin juzgarla y recompensan sus silencios con sonrisas, calman sus lágrimas con caricias y abrazos (como tiene que ser, como debe ser). Por eso, de vuelta a casa cada noche nunca se olvida de dar gracias, porque son ellos los que le dan el respiro justo que necesita para seguir adelante, fabricando de ese modo el pequeño espacio de universo donde puede ser ella misma.

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Volvió en si. El incienso se había consumido prácticamente y en la soledad de su cuarto seguía dejándose llevar por el cadencioso baile de las mortecinas volutas de humo. El teléfono vibró de pronto, era una señal de su amor. Lo cogió justo a tiempo para ver un par de mensajes que le había enviado un amigo suyo desde la playa preguntándole qué tal todo. Ella contestó mentalmente: “Bien, todo va bien. Me he despertado esta mañana con el mismo miedo de siempre, pero esta tarde, hace apenas un rato, un amigo me ha abrazado y me ha dicho que soy maravillosa. Esta noche, antes de cerrar los ojos me dejaré abrazar de nuevo, y puede que en esta ocasión no tenga que morir del todo”.

Al hilo de la iniciativa de "El cuentacuentos"

Fotografía: AnneJulie

23 Se mojaron.

Popi dijo...

Sabes? Siento tan cerca de mí todas esas sensaciones que cuentas que reconocerme en éllas significa sufrir revoloteos en el estómago, entre el ombligo y el principio del esternón, dónde creo que hay un chacra o chakra o comosediga. En mi caso quizás sea miedo a lo conocido porque no es lo que me toca,miedo a lo desconocido-conocido mejor, como esas volutas de incienso que son iguales pero no la misma. Es como el color de los ojos de la chica, que según quién la mira es de un color u otro, y seguro que son entre pardo y verdoso, yo no lo dudaría. A veces pienso que el miedo nunca dejará de acompañarnos, supongo que por naturaleza, y que morir cada noche debería ser una renovación de energía, no un paso más hacia el desastre, no esa angustia existencial que, a los de nuestra condición, suele pesarnos como una losa inmensa. Por suerte, siempre tenemos a los amigos, aquellos que, junto a la familia, siempre nos alientan y no nos juzgan, esos que nos ayudan a reconstruirle las alas al Fénix.
Un abrazo guapa. Me has tocado la fibra otra vez. :)
Sonríe!!

Anónimo dijo...

Alguien me comentó una vez q está bien de vez en cuando quedarse sin palabras ante lo que tienen que decir los demás :P Y q seguramente estaría mucho más cerca de encontrarle un significado que si soltara una perorata al respecto x)

Bien, este es el texto q reune dichas condiciones. Para mí se comenta solo. Un abrazo en las ondas.

Angeles dijo...

Las antiguas tradiciones (que generalmente son las mas sabias) dicen que morimos cada noche al cerrar los ojos. Es entonces que nuestro cuerpo emocional se desprende y viaja en busca de experiencias, las que nosotros conocemos como sueños. Nuestra alma se desconecta y se eleva un poco para llenarse de esa escencia que la alimenta.

Al despertar todo se une nuevamente en este mundo que elegimos para experimentar la vida.

Un hermoso texto.

Besos!

Mj dijo...

Volver a nacer cada mañana...pero encontrar un motivo para quedarse en el día anterior...
Me encanta, sobre todo porque no sé en qué punto de los dos estoy :)

Laura Luna dijo...

¡WOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! Ya pensaba que no ibas a participar y lo cierto es que ha sido todo un placer hacer un cuento con tu frase^^

A pesar de que este escrito me ha parecido algo más confusillo, me encanta cómo me has hecho sentir las sensaciones descritas, y es que para eso eres única. Por cierto, esta frase me ha marcado:

"De un color, decían los que la amaban, entre pardo y verdoso; castaños para el resto del mundo".

También me ha gustado el viaje espiritual que describes :)

Un abrazo muy fuerte, cielo,
Mun Light Doll

PD: ¡Tenemos que hablar por MSN!^^

Juanjo Montoliu dijo...

Estás en una etapa intimista. Me gusta que tus personajes hablen de sus sensaciones y sus miedos.
Ojos entre pardo y verdoso para los que la amaban, y marrones para el resto. Bonito detalle. Es curioso ver la cantidad de matices que tienen los ojos; pero hay que amar a la persona en cuestión para llegar a apreciarlos.

Besitos.

Anónimo dijo...

Cuando era muy muy pequeña, tanto que esto lo se por que me lo han contado, no porque lo recuerde, no queria ir a dormir. ¿Por qué Mar? me preguntaban. Y yo respondia:por que prefiero estar viva

Roadmaster dijo...

Sabes de sobra los motivos que me han tenido alejada de estas tierras tormentosas. A mi regreso, me he encontrado una agradable sorpresa: un texto al que soy incapaz de poner "peros" ;-)
Esta vez te has entregado a la divagación en un texto con aires de Popi (él mismo ha confirmado este extremo en su comentario). Al diablo con lo superfluo, dejas fluir lo que te interesa con esa habilidad de redacción tuya. Personalmente, soy una gran devota de los "elogios a la parra", así que el texto me ha gustado. No sé si por casualidad, porque somos parecidas o por influencia, he reconocido puntos que tocamos el otro día por MSN, luego el contenido me ha llegado mucho ^^
¡Un besito!

Loth dijo...

Magnífico. Me ha gustado de verdad. Eres tú, completamente.

Pedro dijo...

¡Hola Calimero! ¿Frase mala? ¿Has visto los cuentos que han salido? El inicio es tremendo, me has dejado maravillado y persiguiendo con mis ojos las volutas de humo.

Despues me has recordado otra época, en la que necesitaba el apoyo de otros para doblegar inseguridades, por suerte lo supere, pero entiendo al protagonista.

Y que más decir, me sigue fascinando como escribes :)

Un fuerte abrazo,

Pedro.

Pd: Estoy sin internet en casa... habra que esperar para el messenger :(

Malena dijo...

Me he visto por ahí en algunos momentos en los que coincido con la prota en la manera de pensar. Por eso me gusta tanto leerte, nunca me dejas indiferente y siempre me llegas de un modo u otro. Al final consigues que ponga una sonrisa de boba de total satisfacción, aunque haya llorado leyéndote.
No sé si decirte que me mola cómo escribes porque creo que no te lo dije nunca... :PP.

Montones de besos para vos.

Anónimo dijo...

Ya lo he decidido :) esta semana vuelves a ser de mis favoritas...

Deja para otra frase la historia de miedo que esta te ha salido redonda...Admiro tu forma de escribir y lo que con cada relato nos cuentas me deja fascinada...

Seguramente todos nos hayamos o nos sintamos igual que la protagonista...no sé lo que sería de nosotros sin manos amigas a las que les resultasemos especiales...

Me ha gustado especialmente la parte de las volutas en espiral...

Un besito!

Mmmm...se que tu nuevo imagen es un cuervo -que hace cosas raras por cierto...jijiji- pero para mi ya tiene nombre: calimero! XD

Maya Takameru dijo...

Genial, como siempre. Profundo, intenso. Me ha encantado una vez mas ^^

Carabiru dijo...

Primero y antes de ir al turrón, gracias por la frase, por fin he podido acabar la trilogía que había comenzado sin casi proponérmelo.

Y segundo, diooooos!! qué angustia me ha dado tu cuento! y eso que yo me voy a la cama feliz, ya que generalmente no puedo dormir demasiado, cosas de la carrera.

De todas formas, en medio de todo, el amor de los seres queridos es la esperanza.

Salu2

Anónimo dijo...

¡hola!

No he entendido muy bien tu relato, todo él me transmitía tristeza, hasta llegar al último trozo y ver que era completamente diferente a como pensaba. Quizá estoy algo espesa hoy...

Saluditos!

Miss Lawliet dijo...

Uff! No me extraña que te hayan recomendado... ¡Menuda historia! Parece increible poder sentir tanta trsiteza, alivio y felicidad a la vez. He sentido esos sentimientos como propios. Bravo.

saludos.

Anónimo dijo...

Siempre me ha costado irme a la cama, hasta que un día decidí por propia voluntad trabajar de noche y dormir de día. Quizás pensé en mi subconsciente, que al haber personas merodeando alrededor podía dormir más tranquila. Quizás fuera miedo a morir y no tener nada para amanecer otro día... No sabes como me identifico con tu protagonista.
Un abrazo.

Óscar Sejas dijo...

Llegó tu frase y como no podía ser de otra forma la bordaste. Esta vez has despertado sensaciones que hacen estremecerme, sobre todo con lo dormir pensando que muerte para luego resucitar.

Es una terapia que yo he ejercido durante años pero que ha dado los mismos resultados que hubiera dado el insomnio, es decir, cansancio mental y agotamiento...

En fin. Un día sin darte cuenta encuentras la luz al final del laberinto y en los ojos nacen estrellas y el estómago mariposas (¡malditas mariposas!) y es entonces cuando no necesitas morir para renacer porque la vida empieza a tener sentido y a merecer la pena.

Un abrazo muy grande

nana dijo...

Espero que esa noche no muriera (y que el miedo se tirara por la ventana)
Me gusta, tan intimista, casi daba vergüenza seguir leyendo-la...

besos!

...Hijo del Quijote dijo...

Dos puntos y ábrase comillas:

"Sigo las Huellas que han dejado vuestros sueños"...

Os sembré algunos decires, a través de ésta... vuestra genial saga. Mas menos algo como tal:
¡¡¡Que exquizo lugar!!!... EXCLAMÓ EL CABALLERO... y etcéteras...

Afectos Nuevos.

HdQ

Pugliesino dijo...

Dormir es morir, tal vez por eso apenas duermo. Dicen que es necesario dormir para vivir; vivo,muerto,dormido, estados que transcurren por tu relato en un momento en que tus palabras detienen el tiempo. Lo que se oculta tras ese instante lo reflejas bellamente en una espiral de dudas, desengaños, cimas inalcanzables de iluso cielo y el descubrimiento de que donde no se piensa está el único cobijo que hallamos. Hasta que el teléfono suena serían unos segundos, pero tu historia es eterna.
Un abrazo!

Anónimo dijo...

¿Morir todas las noches? ¿llevas un peso encima que la hace encorvarse?
Tu protagonista tiene un secreto, un secreto que muy pocos saben. Antes de hacerse mimar, debería quererse ella misma, aceptarse tal y como es y no estar tan triste. ¡Mira que no ver el brillo en sus ojos!
¡Dile que se coma un helado a ver si eso la anima!
Un besote de fresas!!

vran dijo...

Es emotivo y conmovedor. Y es difícil no sentirse identificado.
Como tampoco es fácil conseguir comprensión y amistad, hoy en día. Es bueno tener algo o

alguien a lo que agarrarse. Muy bien contado, transmites perfectamente ese estado de

ánimo.
Sólo le pondría una pega. Y es que cambiaría la frase "Continuó dejándose llevar por la

sensación", lo expresaría de otra manera, o directamente la quitaría.
Un beso.