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martes

La casa del acantilado

Hay una gran casa donde termina la colina, frente al mar.

Un abrupto acantilado es lo único que la separa de las nubes y del azul infinito.

Nadie sabe con certeza si está habitada.

No suelen acercase por allí.

Algunos aseguran haber visto a una misteriosa mujer salir de ella

y vagar por los caminos que se adentran en el bosque.

Una mujer de ojos oscuros e indescifrables que siempre ofrece a los caminantes una tierna sonrisa

y una enigmática mirada.

Quiénes dicen haberse cruzado con ella han quedado presos de su influjo

y cada vez que se les pregunta sobre el asunto evitan responder con ojos esquivos

y se marchan alegando algo que hacer.

Es como si no deseasen revelar sus secretos, si es que acaso alguien que no existe los tiene...

Sea como fuere, los guardan en su memoria atesorándolos como algo que sólo sucede una vez en la vida.

Yo en su lugar haría lo mismo.

A veces, bajo esa suave colina que conduce al mirador, al atardecer.

Haga frío o calor solo detengo mis pasos justo al borde del precipicio,

para sentirme abrumada con esa mordiente inquietud que produce la enormidad del mar ante los ojos.

Mientras disfruto de la sensación, la casa parece estar observándome.

En ocasiones por las noches sueño que por fin mis pasos me conducen hasta ella.

Avanzo sin apartar la mirada de sus ventanas, escoltada únicamente por el rugido

de las olas al besarse con las rocas

y siempre creo ver unas sombras ocultas tras los oscuros cristales, aguardándome.

Me detengo un momento antes de abrir la cancela, intentando valorar las posibilidades,

pero son tantas, que no me queda más remedio que seguir adelante.

Subo los pocos escalones que conducen a la puerta, y llamo.

Escucho unos pasos, sé que es ella, pero siempre despierto antes de que abra

.

Esta tarde, con los últimos restos de luz, tras deleitarme con un ocaso gris, me dirigí a la casa.

La cancela estaba rota y el jardín descuidado.

Llamé a la puerta pero nadie salió a recibirme.

Rodeé la casa, miré a través de las sucias ventanas y tan sólo logré ver muebles cubiertos de polvo

y mucha oscuridad.

Me alejé despacio decepcionada y sombría.

Cada paso que daban mis pies me pesaba en el alma y consumía mis ilusiones.

Me tachaba de ingenua por haber fantaseado con la existencia de ocultos moradores en esa casa abandonada,

por creer, de un modo tan inconsciente, que un sueño cimentado en el corazón puede ser una realidad tangible.

La noche me alcanzó subiendo la colina, mientras lágrimas de impotencia nublaban mis ojos.

Paré un momento para recuperar el aliento y una gélida corriente atravesó mi cuerpo como un presagio.

Instintivamente me volví para mirar una última vez la casa.

La oscuridad me sorprendió con el destello de una cálida luz en las ventanas,

procedente de un hogar encendido que sin duda daba calor a las sombras

que cruzaban una y otra vez tras los cristales, y que parecían tan reales y vivas como yo.

Lo comprendí todo y seguí mi camino.

Ahora sé quiénes son esas sombras y qué hay que hacer para entrar en la casa.

Esta noche cuando cierre los ojos me estarán esperando.

Abrirán sus puertas a una nueva soñadora, y compartiremos historias, té y más de un ocaso.

Untitled_by_ThisYearsGirl

Fotografía: Thisyearsgirl A Ayriien, donde quiera que esté, por aportar tanta belleza a mis sueños.
(Esta obra está bajo una Licencia de Creative Commons. )

14 Se mojaron.

Juanjo Montoliu dijo...

Si esta noche, cuando entres, ves a alguien con poco pelo, en segunda fila, escuchando atentamente y hablando poco, me saludas.

Un beso.

El Peregryno dijo...

Disfrutaremos del relato de ese ocaso y té, gracias a ti es casi como si pudieran ser vistos en realidad...Besos

luaDark dijo...

A mi me gustaría hacerme un sitio en el sofá de esa casa y compartir.

Dark kisses

Anónimo dijo...

feliz año guapisima!!!!

Anónimo dijo...

Siempre en nuestros corazones...siempre en nuestra memoria... que bueno que volviste por que jamas te fuiste. Un aullido por ti y por los que comparten la noche...un aullido por los ausentes que brillan en nuestro corazon como teas ardientes

luaDark dijo...

Te deseo 12 meses muy felices, 52 semanas de dicha, 365 días de éxito, 8.760 horas de salud, 525.600 minutos de buena suerte y 31.536.000 segundos de sexo!!!

Dark kisses

Óscar Sejas dijo...

Feliz año nuevo!!!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

te echo mucho de menos niña... donde te metes??

Anónimo dijo...

UN BLOG INCREIBLE. MIS FELICITACIONES.
FELIZ AÑO

Cam dijo...

Vaya, qué bonito relato y qué buen blog. A ver si lo miro en profundidad.

Un saludo y, ¡feliz año!

Anónimo dijo...

Llevo 10 minutos frente a esta ventanita que acogerá mi comentario.... y no se que decir. Me has emocionado, sin duda. Y ha despertado recuerdos de otros tiempos... De hace un año y poco... Pero poco más puedo decir... Solo que espero que sigas asi y que nunca cambies. Que te admiro ya lo sabes.

Beati-Trix dijo...

Quizá yo me pase por allí también, hace mucho que no tomo el té ^^

Siempre, la casa del acantilado.. escalofriante nena

Cuidate Dánae

Te recuerda,
Bea

*grandes abrazos*

Popi dijo...

Sé que no serías capaz de poner una entrada con ese título ( Ni se te ocurra, te estoy vacilando, soy muy chulo yo de incógnito, bueno, y realmente, pero siempre del buen rollo) Curiosamente, yo debería estar ahora también quién sabe dónde, pero seguramente en otra noche como tantas, sí, con amigos que aún se acuerdan ( tenemos mucha suerte) pero una noche como tantas otras, por eso dije esta mañana que no me esperaran para ir de comida y a dormir a la masia, que tenia gripe. Es verdad, yo no miento ni en cuentos, como te dije.Yo también voy leyéndote, y bueno decir que tienes un estilo que me encanta, que escribes superbien, que cuando te leo me introduzco en tu relato como si fuera una pelicula, que no sé qué decir cuando acabo de leerte y blablablablabla. Pues no. A mí me gustan tus relatos porque usas bien las palabras, haces muy pocas faltas, casi siempre ninguna, lo que te confiere cierto grado de imperfección, algo que me agrada,usas bien las comas, vives el relato mientras lo escribes, creas bellas historias y porque soy un afortunado al no ser el que las escribe. Si hay algo que cambiaría de escribir mis relatos es por que fuera otro quien los escribiera y, por suerte de la buena, te he encontrado a ti. Anhelo llegar desnudo a mis relatos, sin conocer nada de ellos, pero bueno, como dije a Beleita en un comentario de una entrada suya, no lo cambio por lo que siento cuando van saliendo las palabras de mí, como poseído por algo extraño que muchas veces pienso q no me pertenece.
Lo de Yolanda lo vi no sé dónde, creo que en tu space. Y sí, era Yol lo que vi, no Yolanda. Además quería preguntarte otra cosa, pero no es necesaria, porque no me he arrepntido aún de no haberlo hecho. No te asustes, chavalilla, es una cosa sin importancia. Me encanta que estés ahora entre inciensos, velas y musica celta, y que mis palabras puedan llegar a ti con ese ambiente. Yo qué sé tía, yo qué sé de todo, de la vida y sus demonios, yo qué se de nada. Sigamos leyendo Yol, anda, sigamos leyendo. Un besazo

beleg dijo...

Cuando estoy solo siempre regreso a hasta casita, donde veo mi pasado y mi presente... y hablo fuertemente con la Esperanza que me oiga...