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lunes

Invisible. [...otra vez...]

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Una inesperada ráfaga de aire caliente se coló por la ventana haciendo estallar un barullo de papeles por toda la habitación, convirtiéndola en un caos blanco de hojas que se enredaban en mi pelo. Corrí para cerrarla intentando detener el vuelo de las cortinas que parecían querer escapar de la cárcel de mi cuarto para siempre, y al mirar el cielo del crepúsculo cargado y ambarino, y pensar que tú estarías bajo él en ese mismo instante, una corriente atravesó mi cuerpo produciendo tal sacudida que me obligó a cerrar los ojos para recuperar el aliento. Al darme la vuelta, todo era una anarquía de papeles y libros abiertos. Busqué en el suelo el último folio que había estado leyendo, tu carta.

Llevaba toda la tarde encerrada leyéndola una y otra vez, estudiándola, intentando descifrarla y desentrañar cada pequeño matiz, queriendo adivinar en la composición de las frases, en su orden, en cada signo de puntuación, un sentido oculto más allá del que revelaban abiertamente las palabras. Un código tal vez, algo que quizás debiera recordar, una pista que me diste en otro tiempo y lugar, una llave secreta, una clave. Pero todos mis esfuerzos fueron en vano, no conseguí ver más allá de ellas; todas hermosas, perfectamente escritas con tu letra menuda y clara, pero cada una asestando un golpe letal en mi corazón, aguijoneando mi cerebro.

Volví a mirar el cielo, sentí miedo de verdad; miedo de ese que parece acechar siempre, que aguarda incluso en la oscuridad que hay detrás de cada parpadeo. ¿Cuántas formas existen en ésta realidad para decirle a alguien que le amas? ¿Cuántas puede improvisar una persona en el tiempo que le ha sido concedido? De todas ellas me has convertido en blanco, y sin embargo nunca ha sido suficiente.

Y allí, aferrando tu carta, en mitad de la tormenta eléctrica que amenazaba con romper en cualquier momento y hacer que temblase hasta el mismísimo eje de la tierra, en cuestión de segundos, me hice invisible. Fue un proceso paulatino que comenzó con un intenso hormigueo en las manos.

Al principio fueron mi carne y mi piel que se diluyeron dulcemente como si se tratase de un perfume en el éter; después mis ropas se fundieron con el aire; tras ellas mi voz, que se convirtió en fino cristal, y en último lugar mis ojos, que apagaron su brillo como una bombilla que se funde repentina.

Y aquí estoy, escribiendo con mis manos transparentes ideas y palabras que pienso con mi cerebro incorpóreo, mientras observo tus intentos desesperados para que vuelva a aparecer ante tu vista, ante la vista de todos. Pero yo, que en algunas ocasiones puedo llegar a ser una chica lista, sé que no se puede amar lo que no se conoce, lo que no se percibe, ni con los sentidos ni con el corazón, lo que no se ve. Y si presumes ver algo, una débil silueta con mi forma, con mi color, con mi voz y que huele a mí, debes saber que esa sombra no soy yo, es tan solo un reflejo. Puede que te conformes con ella y sea suficiente para que la ames, pero no lo es para mí que conozco la inmensidad que se esconde detrás de mis ojos y mis palabras, lo oculto, lo que tú llamas ‘secretos’, que nunca han sido tales, pues no puse barreras ni fabriqué muros que no pudieses franquear simplemente con tu deseo de hacerlo; porque créeme, el misterio se habría resuelto tan sólo con una pequeña dosis de curiosidad.

(Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.)

14 Se mojaron.

Anónimo dijo...

Joder, es precioso lo que has escrito. Yo también creo que las palabras llegan a perfilar personas que nosotros inventamos, y que más allá de los acentos y las diéresis se oculta la verdad, esa que sólo en el silencio de la complicidad se puede conocer.

Anónimo dijo...

Es curioso como podemos aferrarnos a cosas tan dispares como una carta, una foto o un viejo recuerdo. Son cosas quizás que nos mantienen vivos, con ganas de seguir adelante, con ganas de abrir las puertas y decir: Aquí estoy yo.
Hasta la curiosidad es algo que hoy escasea mucho, en estos tiempos que corren lo dificil es ser consecuente con uno mismo.
No cambies tú tampoco. Un abrazo.

Anónimo dijo...

¡Hola ^^!
Pues nada, me pasaba por aquí y ya que estabamos... dejar un comentario no cuesta nada =)
Es precioso tu Santuario. Espero que sigas así siempre, deleitando la vista con palabras...

Miles de Besos. . .

Anónimo dijo...

Palabras, siempre palabras...gracias por visitarme y por dejar que nos hable tu alma.

Anónimo dijo...

Hoy te leo TREMENDA, Tormenta
Así sin cuerpo, se te ve tan sincera, tan transparente,... que hasta apetece opinar
¿Podemos elegir los motivos por los que enamoramos?, quizás no sea por nuestros atributos preferidos.
Perdón por la osadía no me pude resistir.

Un consejo, un paseo por
http://navega-suenha-rie.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Creo que llevas razón, amenudo el misterio no muestra la verdad de la persona pero eso mismo es lo que hace que la gente se enamore de primeras, la atracción por lo inalcanzable, por lo que no se conoce, a la vez que se le teme. Es difícil hacerle entender a alguien que lo que cree saber de ti no es suficiente, que hay mucho más dentro y diferente a lo que se está idealizando. Pero también es difícil aceptar nosotros mismos que aveces alguien puede ver dentro de ti sin que necesites contarle nada.Resulta además molesto.Hay muchos nombres para ésto de ver cosas por intuición, yo a eso es a lo que llamaría misterio.Como siempre un placer pasearme por tus letras, espero ke todo lo ke se te clave por dentro que venga de mí te transmita una sensación de comprensión y de aire aunque se trate del aire de una profunda sima,jeje.Tengo que agradecerte la descripción de hace algun tiempo respecto a lo que habías leido de mí, lisérgico es un adjetivo fascinante y que me era desconocido, y que muy bien puede ser perfecto para definir dónde quiero llevar con las letras que escribo a aquel que lo lea. Sé bienvenida como yo aquí gracias a ti me siento bienvenido.

Anónimo dijo...

Bueno, yo me pasaba por aquí viendo otros blog, que como soy nueva en esto todavía no tengo mucha idea. Me gusta mucho como escribes. Yo no tengo cosas tan hermosas que contar, pero algo es algo.
Muchos cariños

Anónimo dijo...

Es increíble lo que consigues, al menos, cada vez que yo vengo a visitarte.
Me adentro en cada una de las historias y creo estar viviéndola.
Ahora que he tenido tiempo, me he repasado tu blog de arria a abajo. Y has dido uno de los mejores viajes en los últimos tiempos.
¿Los fantasmas, acaban desapareciendo?

Cuídate y hasta mi próximo vuelo.
Un besazo enorme, ciao ciao!!

Anónimo dijo...

Que desastre, aunque tal vez lo des por hecho, se me olvidó decirte quien soy, jejeje.

Hasta uno de tus paseos a mi Guarida.
Ciao ciao!!

Anónimo dijo...

Cada vez que entro en tu blog, me da vergüenza seguir escribiendo en el mío XD

¿Cuál es el secreto de transmitir cien mil emociones en palabras tan perfectamente enlazadas?

Un besito sin espinas,
Mun

Anónimo dijo...

Curiosidad...
Me ha encantado tu texto.
¿De verdad puede haber alguien que te conozca, que sienta... que te sienta... y no sienta a la vez una inmensa curiosidad por saber de ti? Besos.

La gata que no esta triste y azul dijo...

Pero... ¿realmente no ponemos barreras?¿realmente somos transparentes?¿Realmente podemos conocer a la gente, o tan solo conocemos lo que ellos nos muestran, o quizas tan solo lo que vemos, que puede ser algo totalmente diferente a lo que ven otros?
Para mostrarnos integros ante los demas, sin barreras, sin secretos, deberiamos conocernos a nosotros, no tener secretos para nosotros mismos.

Anónimo dijo...

Quiero verte, quiero hacerte aparecer, quiero que tu figura sea solida y que la lluvia de la tormenta se derrame por tu piel. Aparece, por favor...hazte visible, deja que el brillo de tu mirada me ilumine. Te amo, pero no me conformo con ver una sombra de ti...quiero salir de la caverna y ver...y quiero verte a ti.

Popi dijo...

Chica, es increíble tu forma de escribir. Estaba limpiando el piso y en la parada del piti me he dicho " vamos a leer algo tormentoso" y, al acabar, he pensado que sería delicioso que me partieras las piernas, porque al menos sabría cómo eres, no cómo te intuyo. Aún no entiendo cómo hay gente que puede poner mi nombre al lado del tuyo. En serio.
Por cierto. En lo de encanto no has sido nada original. Suelen decírmelo, no con asiduidad, pero sí de vez en cuando.

sonlas( L )tressss

Un reloj de muñeca, muñeca. Este no pendulea.
Un beso.